Caminar es uno de los mejores ejercicios que podemos hacer. Y si salimos a dar un paseo después de comer o de cenar, los beneficios son dobles. Porque al margen de ayudarnos a mantenernos en buena forma, caminar tras realizar una comida también nos ayuda a realizar la digestión.
No te estamos pidiendo correr una maratón ( de hecho, el ejercicio intenso puede ser contraproducente al interferir el proceso digestivo) pero sí dar un ligero paseo para evitar quedarte en el sofá. Con media hora de paseo, basta y sobra si lo complementamos con otro tipo de actividad en otro momento del día.
Al dar ese paseo, vamos a conseguir acelerar el metabolismo, de manera que tendremos una digestión más rápida. Pero además de mejorar la digestión, con una actividad física ligera quemarás alguna caloría, y también conseguirás controlar la insulina mejorando los picos de glucosa.
No hay que olvidar que después de las comidas los niveles de glucosa suelen aumentar mucho, y si no realizamos actividad física ligera o moderada, podemos contribuir al aumento de peso, de los niveles de triglicéridos en sangre, o del colesterol.
Y si salir a andar después de comer es sano, pasear después de cenar es aún más recomendable ¿Los motivos? Porque por la noche el proceso digestivo es más lento. Y además, las cenas suelen ser mucho más pesadas de lo que deberían. Así que para quemar parte de esas calorías extra, lo mejor es salir a andar tras acabar la cena en lugar de remolonear en el sofá. Además de mejorar la digestión y quemar alguna caloría de más, también te ayudará a relajarte, desconectar del día y dormir mejor.
Así que ya sabes, después de comer o cenar, adquiere la rutina de salir a pasear. Y por supuesto, complementa esa salida con una dieta sana y equilibrada, y con otras actividades físicas a lo largo del día. Tu salud, seguro que te lo agradecerá.