Seguro que cuando hablamos de espinacas, te viene a la cabeza automáticamente la imagen de Popeye comiéndose un bote de espinacas para aprovechar todo el hierro que tienen  y sacar músculo. Realmente, las espinacas no tienen tanto hierro como esta serie de dibujos animados nos vendía. Pero por fortuna, la espinaca, además de ser una verdura que puede ser utilizada en multitud de recetas tiene múltiples minerales y vitaminas, sin olvidarnos de que apenas aporta calorías, siendo pobre en proteínas, grasas o carbohidratos.

Espinaca

La Spinacia oleracea es una planta herbácea que se cultiva desde hace más de 2.000 años y que está fundamentalmente de agua. Apenas tiene 23 calorías por cada 100 gramos de producto. Además, es un alimento que es pobre en proteínas, grasas o carbohidratos.

La espinaca es rica en vitamina A (necesaria para reforzar el sistema inmunitario, y en vitamina C, además de contener minerales como el magnesio (perfecto para reducir el cansancio y la fatiga), el manganeso (bueno para fortalecer los tejidos cartilaginosos o para asimilar la vitamina E). Y aunque puede consumirse durante todo el año, la temporada alta empieza a finales del otoño y se prolonga hasta la primavera.

Para prepararla, la espinaca nos da muchas opciones. Cruda en ensalada, o como guarnición salteada con uvas, piñones  y jamón, con bechamel, acompañando arroces o pastas, o como relleno de una pasta, en tortilla, en una quiche de verudas, o en un potaje con garbanzos. Como ves, las opciones para cocinar con espinacas son múltiples.