Las verduras son una parte fundamental en cualquier dieta sana. En Combi Catering lo tenemos muy claro, y por eso nuestro equipo de nutricionistas le dan un papel protagonista en los menús que diseñan para los comedores escolares. Pero también sabemos que a muchos niños y niñas les cuesta comer verdura, especialmente en casa. Por eso, desde Combi Catering os vamos a dar una serie de consejos para que tus peques coman verduras en casa sin problemas ¿Comenzamos?
- Lo primero. Dar ejemplo. Los hijos suelen ser un fiel reflejo de lo que ven en casa. Y por eso es extremadamente importante que tus hijos vean que coméis verduras de forma habitual.
- Hacer la compra con ellos. Hay que involucrar a los peques en las tareas diarias, y hacer la compra con ellos puede ser una buena idea para que adquieran hábitos alimentarios correctos. Bajar con ellos a la frutería, elegir la verdura, contarles cosas sobre ellas, compartir con ellos ideas para cocinarlas… En la frutería, con toda la verdura expuesta, puedes hacer que este alimento sea más atractivo a sus ojos, y también puedes dejarles elegir las verduras que prefieren.
- Cocinar con tus hijos. A los peques les encanta hacer cosas con los padres, imitar lo que hacen…y cocinar con ellos puede ayudar a que coman verduras. Si son partícipes del proceso de cocinado, seguramente será más fácil que se las coman.
- Tener un huerto(o minihuerto) en casa. Plantar las verduras o las hortalizas, ver cómo crecen, el compromiso de cuidarlas, el emocionante momento de recogerlas, es toda una experiencia para los peques. Una experiencia educativa que puede ayudar a que tus hijos coman verduras. Además, no hace falta que tengas una gran patio o una terraza enorme para tenerlo. Ahora, en muchas tiendas venden minihuertos para instalar en balcones y ventana más que suficientes para que tus peques vean como crecen.
- Haz terapia. Un error que cometemos en ocasiones es obligar a los niños y niñas a comer verduras, o alimentos que no les gustan, porque sí. En ocasiones, hay que hacer un poco de pedagogía y explicarles los beneficios que tiene para el cuerpo humano comer verduras.
- Apuesta por cremas y purés. Uno de los trucos para conseguir que los niños comiencen a comer verdura, o que la coman sin protestar tanto, es cocinar cremas y purés de verduras. En otoño y en invierno apetecen calentitas, y en verano, puedes preparar recetas de cremas frías. Además, utilizando especias, o caldo de pescado en la elaboración, conseguirás sabores diferentes que a los niños les encantará.
- Diseña platos divertidos. Si comer verduras les parece aburrido, quizás puedas darle una vuelta a la forma de presentación. Si recordáis, en la primavera preparamos el concurso ‘Dale color a tu postre saludable’ en los comedores de los colegios zaragozanos para que presentaran postres originales elaborados con frutas. Y con las verduras puedes hacer algo similar para que sean más apetecibles (y divertidas) a sus ojos.
- Ponles nombres divertidos a las verduras. Los niños tienen mucha imaginación, y les encanta imaginar historias… así que aprovecha esta circunstancias, y por nombres a las distintas verduras. Un estudio realizado en la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, afirmaba que bautizar a las verduras podía incrementar su consumo entre los niños. Así que rebautiza a la borraja por ejemplo como borraja poderosa, a las judías verdes como judías mágicas, a la zanahoria como zanahoria con visión de rayos x, o al brócoli como brócoli puño poderoso.
- Haz recetas que sepas que les gusten, e introduce en ellos la verdura. Tenemos recetas de pizzas y cocas, pasta con verduras… y los guisantes con patatas fritas y jamón suelen gustar bastante a los peques. Prueba también con comida que puede ser divertida para ellos, como los palitos de zanahoria para mojar en hummus de garbanzos, los palitos de berenjena y miel,
- Sobre todo, no desistas. Es normal que a muchos niños les cuesta comer alimentos que para ellos son nuevos. Pero aunque no quieran, hay que seguir ofreciendo verduras a los peques. De hecho, muchos expertos señalan que muchos niños comienzan a comer alimentos nuevos tras haberlos probado una media de una docena de veces.