En COMBI CATERING nos apasiona la cocina saludable, elaborada con alimentos de temporada, cercana y de origen ecológico en muchos casos. Pero además, nos preocupamos por nuestros comensales y por sus problemas e intolerancias. Por eso, como bien sabéis, nuestros nutricionistas diseña dietas sanas y equilibradas adaptadas a las personas que sufren algún tipo de alergia, intolerancia, o cualquier otro tipo de necesidad. Y por eso hoy, queremos sumarnos con este artículo a la celebración del día del celíaco.
Sin duda, entre los menús especiales que tenemos que confeccionar a diario para comedores escolares, de empresa o en residencias, destacan los menús para celiacos. Esta enfermedad crónica, que se caracteriza por la intolerancia al gluten presente en distintos cereales, todavía está muy oculta entre un importante porcentaje de la población, que vive con problemas y de espaldas a ella.
De hecho, hay estudios que afirman que uno de cada 100 españoles sufren de intolerancia al gluten, con datos sorprendentes que afirman que en nuestro país puede haber casi medio millón de personas que pueden padecerla sin estar diagnosticados. En Europa, hay investigaciones que señalan que el 80% de los casos de enfermedad celíaca pediátrica están sin diagnosticar.
En este sentido, uno de los mayores problemas que tiene la celiaquía es que sus síntomas pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades. Un hecho que sumado a que puede aparecer a cualquier edad, tanto en bebes en el momento de introducir alimentos, como en niños y adolescentes, conforma un cuadro complicado de diagnosticar en ocasiones.
Entre los síntomas que puede presentar un celíaco, destacan la pérdida de peso, masa muscular y de apetito, fatiga, nauseas, diarrea, anemia, alteraciones del carácter, dolores abdominales. Puede que incluso una persona celíaca no tenga síntomas claros, o que tenga síntomas atípicos o estar ausentes.
Una vez que se ha resuelto el normalmente lago proceso de detección, y que la familia debe enfrentarse a la nueva situación, en el núcleo familiar deben adoptarse una serie de cambios en las conductas y en los hábitos alimenticios. En primer lugar, la familia debe educar al peque para que se desenvuelva sin problema con su nueva realidad.
Una realidad que el niño o la niña tiene que entender y aceptar, para que se desenvuelva sin problemas, sepa que es lo que puede y lo que no puede comer, qué consecuencias tiene para salud el que no respete las nuevas reglas, y que pueda informar de su situación por sí mismo si no están cerca sus padres. En este punto, es fundamental que el niño o niña sepa decir ‘no gracias, soy celiaco’, cuando alguien le ofrezca un caramelo o una comida que puede contener gluten.
Además de este proceso educativo, la familia también deberá poner en marcha una serie de cambios y de iniciativas para adaptarse a la nueva situación. La primera, informar al colegio de que su peque tiene intolerancia al gluten para que en el comedor podamos servirle un menú libre de gluten. Y la segunda, y más complicada, adaptar la comida que se cocina en casa a la nueva realidad. Una realidad que obliga a preparar comidas sin gluten, y a mirar bien las etiquetas a la hora de realizar la compra. En este punto, hay que dejar de comprar productos que contengan trigo, centeno, cebada, espelta, triticale y avena (atención, porque hay variedades de avena que están libres de glutén y que se pueden consumir siempre que estén libres de contaminación y que hayan sido certificadas),
Desde el 20 de julio de 2016, está vigente el Reglamento nº 828/2014, en el que se especifica que los alimentos etiquetados como “sin gluten” no pueden contener más de 20 mg/kg de la proteína. En este sentido, si se marca “Muy bajo en gluten” conlleva que se ha procesado para reducir su contenido hasta 100 mg/kg. Y por supuesto, no hay que olvidarse de que hay que tener mucho cuidado con las advertencias de los fabricantes con respecto a las trazas.
Además de tener cuidado a la hora de realizar la compra, también hay que tener en cuenta otros aspectos, como limpiar bien la cocina para evitar posibles contaminaciones, o reorganizar los armarios para guardar los productos con gluten y los sin gluten y que no haya confusiones y posibles accidentes.
¿Lo principal? Llevar todo el proceso con naturalidad. Por suerte, ser celiaco hoy en día es mucho más fácil que hace unos cuantos años. Hay muchas más información sobre la celiaquía, hay mayor concienciación social, y por suerte, en tiendas y supermercados ya es posible encontrar sin problemas productos que están libres de gluten, y en muchos restaurantes, también es posible encontrar platos para celiacos.